Como la mayoría de las mujeres en México, las afromexicanas viven con rezagos históricos en el acceso a la educación, el empleo y la salud, pero además enfrentan una doble discriminación: de género y por su origen étnico.
Por: Perla Oropeza
“Hasta ahora no ha habido mecanismos ni programas públicos que hayan logrado paliar el rezago en el que nos encontramos las mujeres afromexicanas”.
Beatriz Amaro. Enlace de Comunicación de Muafro.
Las limitaciones en el acceso al trabajo y el derecho a la autonomía que viven las mujeres en México son todavía más profundas en comunidades como las afromexicanas.
Además de la discriminación por razones de género, las mujeres negras o afrodescendientes deben enfrentar el racismo, la pobreza y la invisibilización social.
Distintos indicadores de la última Encuesta Intercensal realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran un panorama desalentador.
En todo el país, 33.5 por ciento de las mujeres forman parte de la Población Económicamente Activa, mientras que en el caso de las afromexicanas su participación es de 21.3 por ciento. Asimismo, mientras que a nivel nacional 6.5 por ciento de las mujeres son analfabetas, entre las comunidades negras el porcentaje casi se triplica, hasta alcanzar 18.2 por ciento.
En México más de 1.4 millones de personas, 1.2 por ciento de la población total, se auto-identifican como afromexicanas, y de ellas 705 mil son mujeres. Aunque están distribuidas en todo el país, es en Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Ciudad de México y Estado de México donde es mayor su presencia.
Beatriz Amaro Clemente, enlace de Comunicación de la Colectiva de Mujeres Afromexicanas en Movimiento (Muafro), señala que uno de los principales objetivos de su organización es defender el derecho al desarrollo económico con identidad, “porque en nuestras comunidades hay pocos empleos remunerados, tenemos dificultades para acceder al empoderamiento económico y lograr una vida digna”.
Los proyectos productivos impulsados por las autoridades se centran en los hombres e ignoran a mujeres que muchas veces son cabeza de familia. “Creemos que desde el estado se deben generar los mecanismos para generar alternativas económicas mediante proyectos económicos productivos que respondan a las necesidades de desarrollo local, pero con perspectiva de género”.
La situación de las mujeres afromexicanas afecta aspectos como educación, salud, cultura, participación política y acceso a la tecnología, pues en sus comunidades sólo 8 por ciento de la población tiene acceso a internet, mientras que la media nacional es de 32.6 por ciento.
Por otra parte, está el derecho a la salud. Se requiere, dice Beatriz Amaro, “que el Estado garantice presupuesto suficiente para que tengamos acceso a la salud. En marzo vino a esta región de la Costa Chica el presidente de la República y ahí no solamente las mujeres, sino las autoridades y un importante grupo de organizaciones planteamos la necesidad de que se construya un hospital de tercer nivel para atendernos”. Ante la situación actual esto se hace más relevante, porque las instituciones de salud de la zona están siendo rebasadas por la pandemia.
En hospitales de Ometepec, en Guerrero y Pinotepa Nacional, en Oaxaca, hay dificultades para atender los partos porque se está destinando determinado número de camas para atender la emergencia por el COVID-19. Además no hay una estadística para saber cuántas personas afromexicanas o afrodescendientes han sido víctimas de esta enfermedad porque no hay una estadística que permita conocer la pertenencia étnica
PARTICIPACIÓN POLÍTICA
En el área de participación política también hay un importante rezago entre las mujeres afromexicanas. Por ello Muafro demanda programas para disminuir la violencia política por razones de género y etnicidad, así como para lograr paridad en candidaturas y espacios de decisión.
“Creemos que desde el Instituto Nacional de las Mujeres también se debería adoptar la perspectiva intercultural e interseccional y hacer programas específicos. No querer incorporarnos en todo lo que ha sido construido. Muchas veces a programas dirigidos a mujeres indígenas sólo le agregan: ‘y afromexicanas’, pero esto no garantiza que haya una real inclusión”, expone Beatriz Amaro Clemente.
“En términos generales te puedo afirmar que hasta ahora no ha habido mecanismos ni programas públicos que hayan logrado paliar el rezago en el que nos encontramos”.
Muafro reúne mujeres negras de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, que en 2017 decidieron crear esta organización luego de participar en el programa de liderazgo del Instituto Simone de Beauvoir. “Pertenecemos a varias organizaciones de la sociedad civil que estamos luchando, en algunos casos desde hace más de 15 años, por los derechos del pueblo afromexicano”, comenta Amaro.
Con presencia en 11 municipios de la Costa Chica de Oaxaca y Guerrero, la colectiva trabaja para lograr que se reconozcan sus derechos y mantienen su insistencia en incluir la adscripción afrodescendiente en todos los ejercicios estadísticos que realizan el INEGI y otras entidades gubernamentales.
“Cuando no hay estadísticas, no hay datos duros, el Estado no puede accionar”, comenta la vocera de Muafro. “Para el próximo año estaremos trabajando con los datos del censo, haciendo estudios y a partir de ahí ya podríamos proponer específicamente algunas acciones gubernamentales mucho más focalizadas”.
Entre los logros de organizaciones afromexicanas en México está el reconocimiento logrado el año pasado a nivel constitucional, con la adición en el artículo segundo de un apartado que indica: “Esta Constitución reconoce a los pueblos y comunidades afromexicanas, cualquiera que sea su autodenominación, como parte de la composición pluricultural de la Nación”.
Sin embargo, y aunque es un avance, Muafro dice que “no es tan significativo debido a que no nos otorgan derechos específicos, es nominativo; es decir, reconocen que somos parte de la nación, pero no anexan un apartado donde vengan todos nuestros derechos como pueblo y específicamente como mujeres afromexicanas”.
Con el movimiento feminista, la colectiva tiene muchas coincidencias. “Cada una comulga de diferente manera con el feminismo. No podemos hablar de un solo feminismo, sino de feminismos diversos. En lo básico hay coincidencias: exigencia de respeto a los derechos a las mujeres, derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y a la no violencia. Nosotras queremos que los derechos de las mujeres sean respetados pero también que se tomen en cuenta especificidades y nuestras propias realidades”.
Y agrega: “Son muchos los retos, ha sido demasiada invisibilidad histórica y demasiado el racismo estructural, los rezagos y falta de información que no te podría yo decir que esto se va a componer a corto plazo. Tiene que haber una verdadera inclusión en las políticas públicas, en el discurso del presidente de la República, una verdadera visibilización en el ámbito legal, jurídico, estadístico e histórico de México”.
“Es preciso un reconocimiento real y efectivo, que garantice plenamente el ejercicio de los derechos afromexicanos, reconociendo en la historia oficial su aporte en la conformación del Estado- Nación” agrega Beatriz Amaro Clemente
Más información en: https://afromexicanas.mx/