El municipio toma esta medida para lograr que la reanudación de su actividad económica sea gradual y no se «disparen» los casos de COVID-19, lo que obligaría a detener de nuevo su maquinaria turística.
San Miguel de Allende, uno de los sitios favoritos del turismo nacional e internacional, busca que sea gradual la reanudación de su actividad económica y para ello exigirá a los visitantes comprobar sus reservaciones en hoteles, eventos o restaurantes con la presentación de un código QR, además de pasar por los filtros sanitarios de acceso a la ciudad y usar cubrebocas, que en esta ciudad es obligatorio.
El alcalde, Luis Villarreal, explicó que el municipio se encuentra en semáforo naranja, “pero si nos equivocamos, podríamos volver al rojo”.
Instistió que “no podemos vivir nuestra vida como antes del COVID-19”.
Por eso, dijo, el Ayuntamiento de San Miguel de Allende aprobó por unanimidad la exigencia de un código QR a los visitantes de la ciudad, para que en los filtros sanitarios de acceso a la ciudad las autoridades puedan verificar las reservaciones de hoteles, eventos y restaurantes
“Debemos ser muy cuidadosos para mantener las actividades económicas que poco a poco estamos recuperando. El turismo significa el sustento de miles de familia y el motor de la economía del municipio. No vamos a bajar la guardia, pero no queremos perder lo más por lo menos”, añadió.
Pidió a los ciudadanos convertirse en vigilantes y promotores de las medidas de protección e higiene, como uso de cubrebocas y sana distancia. “Si hoy las cosas poco a poco han avanzado, no es obra de la casualidad, es porque estamos todos juntos haciendo las cosas bien. Este virus no se cansa ni descansa, no te canses tú, no descansemos hasta que pase esta terrible tormenta”.
Declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, San Miguel de Allende es una de las pocas ciudades en todo el mundo que año tras año aparece en la lista de los World’s Best Awards.
El municipio cuenta con más de 80 hoteles, incluyendo 30 propiedades boutique, así como 70 restaurantes, tres campos de golf y docenas de spas y galerías de arte.
En San Miguel de Allende se observó de forma estricta las medidas de cuarentena desde el mes de marzo, y fue cerrado para los no-residentes durante cuatro meses. A partir del 15 de julio los hoteles certificados por el municipio empezaron a abrir sus puertas en forma parcial, a 40 por ciento de su capacidad.
En esta ciudad Patrimonio de la Humanidad es obligatorio el uso de cubrebocas en vía pública, establecimientos y transporte urbano, y a los no portadores se les detiene y remite ante las autoridades correspondientes. El arresto puede ser de hasta 36 horas y la multa de hasta 8,600 pesos. En el primer cuadro de la ciudad, operan arcos sanitizantes de 8 de la mañana a 9 de la noche.