En México el COVID-19 atacó a una economía ya enferma

POR: REDACCIÓN

En lo que va del sexenio la economía mexicana ha tenido un panorama particularmente adverso. Especialistas daban por descontado, aún sin coronavirus, que este año no habría crecimiento. Pero la presencia de la pandemia hunde más las expectativas y ahora el tema es ver qué medidas adoptará el gobierno para evitar un mayor daño y garantizar una rápida recuperación.

Antes del coronavirus, la expectativa para la economía mexicana era de una ligera desaceleración. Se pensaba que después de una caída del PIB de alrededor de 0.14% en 2019, venía para México una leve mejoría.

Sin embargo la pandemia, junto con otros factores internos y externos, han venido a demoler las expectativas de crecimiento, e incluso organismos como la empresa financiera JP Morgan estiman que la economía nacional caerá 7%.

De acuerdo con un estudio presentado por el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) y la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), el tamaño de la caída del PIB de México dependerá de las medidas de política pública que adopte el gobierno, pues estrategias económicas inadecuadas pueden causar una afectación mayor.

José Luis de la Cruz, director general del IDIC, indica que se prevén dos posibles escenarios de la caída del PIB para 2020.

El primero, un retroceso de 3.1% si no se aplican en el país disposiciones que detengan la actividad industrial y de servicios en más de 70% y que duren entre 30 y 45 días.

De otra forma, el desplome podría llegar a 5.7 por ciento y éste sería el segundo escenario. Cada punto de caída en el PIB, explica De la Cruz implica una contracción de 288 mil millones de pesos y el programa del gobierno federal, que considera 25 mil millones de pesos, es positivo, pero no tiene la dimensión adecuada para el momento que México vive.

Según el estudio del IDIC, el escenario inercial, que prevé una caída de la economía de 3.1%, consideraría una inflación de 3.8%, pérdida de 615 mil empleos, una tasa de desocupación de 4.4%, caída de 4.9% en la producción industrial, y una paridad peso dólar de 16.15.

Para el escenario pesimista, de retroceso de 5.7%, la inflación sería de 4.8%, se destruirían 875 mil empleos, la actividad industrial se desplomaría 7.1%, la inversión privada caería 9.2%, la inversión extranjera directa disminuiría 38 por ciento y el tipo de cambio se ubicaría en 28 pesos por dólar.

El IDIC aclara que la situación particularmente difícil de la economía mexicana obedece a que ya era una economía enferma, que venía arrastrando una debilidad estructural reflejada en un mediocre crecimiento de 2.3 por ciento en promedio.

A eso se sumó el cambio de política económica, la reestructuración de la administración y presupuesto público, el entorno del T-MEC, la desaceleración industrial, así como la división ideológica que se observa en México y que limita el progreso del país.

Para evitar un escenario catastrófico, indica De la Cruz, es necesario un acuerdo nacional que garantice reactivar el crecimiento económico con la menor afectación al tejido social y productivo. Y para eso es necesario un liderazgo propositivo e integrador, que una esfuerzos de los sectores público, privado, social y laboral.

Entre las propuestas de Concamin e IDIC para este programa emergente, están los siguientes puntos:

  • Un programa de inversión pública en infraestructura.
  • Dar prioridad a los productos y empresas mexicanas en la obra pública.
  • Reforzar seguridad de las unidades de transporte en carreteras e infraestructura logística.
  • Pago oportuno a proveedores del sector público.
  • Reducción a cero de la meta de superávit primario para destinar, al menos, 0.4% del PIB adicional a un programa de construcción de carreteras con 100% de empresas e insumos nacionales. Ello podría generar un impacto en el crecimiento económico de casi 1% y generar entre 200 mil y 250 mil empleos.
  • Destrabar la inversión privada en el sector de la construcción.
  • Deducibilidad al 100% de las prestaciones laborales.
  • Facilitar la devolución de saldos a favor del IVA.
  • Que la banca de desarrollo reactive el factoraje, con líneas suficientes a través de todo el sistema bancario, así como desarrolle mecanismos ágiles de financiamiento para mantener los flujos operativos de las empresas.
  • Instrumentar una Política Industrial Nacional como marco para dar congruencia y para posicionar a México como nuevo jugador global, ya que el mundo no puede seguir dependiendo de una sola “fábrica”.

About Perla Oropeza

Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM, comenzó labores en Notimex en los años 80. Ha sido correctora, redactora, reportera y colaboradora en diversos espacios periodísticos. En EL FINANCIERO trabajó en diversos proyectos, como la edición de Fin de Semana que duró 7 años. Fue editora de la agencia de noticias Finsat y El Financiero Bajío, en el cual intervino desde su planeación hasta el último número publicado, en septiembre de 2019. Desde 2012 dirige grandesempresas.mx, en línea con sus temas favoritos: Negocios, economía y turismo. Twitter: @Perla_O