Con 1,600 franquicias en México y diversos países de Latinoamérica, Agua Inmaculada busca dar el salto a Estados Unidos.
POR PERLA OROPEZA
Buscó en el diccionario un sinónimo de pureza y encontró la palabra inmaculada. Decidió ponerle así a su naciente empresa, que en ese momento tenía como oficina un pequeño cuarto de la casa familiar en la capital de Puebla.
“Empecé con 200 pesos, que fueron para mi primer anuncio en el periódico. En mi cuarto improvisé una oficina donde por las mañanas guardaba mi cama y ponía dos sillas frente al escritorio para explicarle a la gente de qué se trataba este modelo de negocio”.
Así relata Eymard Argüello, fundador y CEO de Agua Inmaculada, sus primeros pasos como empresario hace casi 20 años.
Sin embargo, en la improvisada oficina no había lugar para la improvisación en las ideas. Argüello había hecho muy bien su tarea. Sabía de la deficiente comercialización de agua purificada, que dejaba a consumidores sin la oportunidad de adquirirla.
“A veces no pasaba el camión a vender el agua, así que decidí conocer cuál era el motivo, la raíz del problema y me di cuenta de que las empresas no se daban abasto porque el mercado era enorme y no podían alcanzar a distribuir y comercializar”.
El agua no estaba al alcance de la gente, pero además era cara. Así que el reto era hacerla llegar de una manera más fácil y económica. Fue entonces, dice Argüello, que decidió volverse un experto.
“Siempre pensé que con poco se puede hacer mucho y que nadie te puede detener para volverte un experto en un negocio. Antes de invertir a una empresa o una idea, tienes que conocerlas muy bien, entonces me tomé el tiempo para poder hacer un tipo tesis de todo lo que podía yo aprender y conocer sobre el agua.”
Agua Inmaculada surgió con el lema “agua a un precio justo”. “Nosotros no inventamos el hilo negro, ni tampoco la purificación del agua, son pasos universales”.
Esta franquicia, asegura su fundador, genera empleos y riqueza compartida, mientras que “todas esas empresas transnacionales que comercializan el agua lucran con uno de los recursos más preciados que tenemos en el país y si bien es cierto que generan empleos, la mayor parte de las utilidades se va a Europa o Estados Unidos”.
Argüello cuenta con una licenciatura en comercio internacional por el Instituto Politécnico nacional y estudios de administración de empresas, pero su marca lo ha llevado a otros campos de conocimiento. Agua Inmaculada tiene en Puebla sus propios laboratorios de análisis de agua, fabrica sus propios insumos: tinacos, garrafones, tapas; además de que construye las máquinas vending, incluyendo el software. La empresa tiene hoy en día, entre patentes, marcas y modelos de utilidad, cerca de 150 registros. “Nos hemos vuelto multidisciplinarios”.
En la actualidad, la empresa tiene dos unidades propias y 1,600 franquicias en México y otros países de Latinoamérica, como Panamá, Colombia, Perú y Brasil.
“Estamos instalando de 85 a 90 franquicias al mes”, asegura Eymard Argüello en entrevista.
Agua Inmaculada ofrece dos modelos de franquicias. El primero es una planta purificadora de agua que tiene mesas de lavado, desinfección y llenado del garrafón, y el otro es de máquinas vending, que es semejante a un refrigerador, en el que se coloca el garrafón y todo el proceso lo realiza la máquina, mientras envía por celular la información a su propietario.
El costo de las franquicias va de los 70 mil a los 180 mil pesos, con un contrato de tres años con posibilidad de renovación. Además se cobra una cuota anual por uso de marca de 12 mil pesos en plantas purificadoras y de 7 mil en automatizados. Se incluyen en el precio los análisis de laboratorio, asesoría, servicio post venta y capacitación. De acuerdo con Argüello, el retorno de inversión se da en un plazo de un año.
Para Agua Inmaculada, el plan es continuar su internacionalización fuera de Latinoamérica, instalar el próximo año su primera franquicia en Estados Unidos y después explorar otros mercados. Recientemente estuvo presente en la Franchise Expo Houston y estará en Bangladesh en enero próximo.