¿Cuántas veces hemos escuchado que la innovación abre la puerta a la competitividad y el crecimiento de las empresas? Es una verdad incontrovertible; sin embargo, para la mayor parte de las pequeñas y medianas empresas constituye una tarea cuesta arriba.
De acuerdo con el estudio Perspectivas Económicas de América Latina 2013, políticas de Pymes para el cambio estructural, realizado en conjunto por el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) , “las diferencias de tamaño entre las empresas afectan directamente a sus capacidades de innovar”.
Las grandes empresas, añade, pueden beneficiarse de los rendimientos crecientes de las actividades de investigación y desarrollo, mientras que las Pymes enfrentan restricciones graves debido a su menor tamaño.
“Esto da lugar a desempeños innovadores más débiles y a menores posibilidades de usar productivamente las tecnologías. Sin perjuicio de su heterogeneidad, las Pymes enfrentan restricciones comunes. Las principales son el acceso al crédito y a recursos humanos calificados, la menor propensión exportadora, la inferior capacidad de interacción con otras empresas e instituciones de formación de recursos humanos y de investigación, y la escasa pertenencia a redes. “
El estudio puntualiza que los países de la región se encuentran rezagados en materia de innovación, en comparación con el conjunto de miembros de la OCDE.
En 2009 las economías de la OCDE invertían 2.4 por ciento del producto interno bruto (PIB) en investigación y desarrollo, recursos aportados en 60 por ciento por las empresas. En contraste, en América Latina no se llegaba ni a la tercera parte del porcentaje del PIB (0.7 por ciento) y el sector empresarial apenas financiaba el 40 por ciento de las inversiones.
Uno de los problemas que tienen las Pymes es que la conducta innovadora suele constituir una reacción espontánea a la presión competitiva de las grandes empresas. Sus estrategias y actividades de innovación a menudo responden a estrategias informales y no son resultado de una planificación.
Además enfrentan restricciones comunes. Las principales son el acceso al crédito y a recursos humanos calificados, la menor propensión exportadora y la inferior capacidad de interacción con otras empresas e instituciones de formación de recursos humanos y de investigación.
LasPymes latinoamericanas suelen concentrarse en rubros (comercio, servicios informales y manufacturas básicas) que por sus características en la región demandan poco conocimiento.
La inversión en investigación y desarrollo “conlleva elevados niveles de incertidumbre sobre los resultados y beneficios, y grandes desembolsos iniciales, que no constituyen un obstáculo para las empresas de mayor tamaño, pero sí para las pequeñas. Las restricciones en el acceso al financiamiento interno y externo, así como las solicitudes de garantías y las elevadas tasas de interés, son barreras importantes para la innovación e incorporación de conocimiento en las empresas de menor tamaño”, expone la Cepal.
“A la vez, la innovación requiere economías de escala y alcance, lo que dificulta a las Pymes involucrarse en esta actividad. Las grandes empresas están mejor situadas para asumir los altos riesgos asociados a la innovación y apropiarse de sus retornos. “
A pesar de estas restricciones, las Pymes aportan flexibilidad a los procesos de innovación mediante su estructura organizacional más maleable y capaz de responder rápidamente a cambios, la participación de sus trabajadores y la celeridad en la toma de decisiones
Las que se orientan a las exportaciones tienen mayor capacidad de innovar y, de hecho, innovan más, pues su permanencia en los mercados internacionales depende de sus competencias tecnológicas y mejora en sus modelos organizaciones, que a su vez son caldo de cultivo de la innovación.
Las políticas públicas de apoyo a la innovación e incorporación del conocimiento en los procesos productivos deben tomar en cuenta tanto las restricciones como las fortalezas de las Pymes, así como sus necesidades de fomento y apoyo para desarrollar actividades de innovación complejas y de amplio alcance.
Las políticas deben ayudar a que estas empresas superen las barreras que enfrentan, expandir los efectos de derrame hacia otros sectores y propiciar los encadenamientos productivos hacia atrás y hacia delante. De esta manera, aumentaría el valor agregado y mejorarían los ingresos y salarios en las pymes y en la economía en su conjunto. Por eso, las Pymes deben asociarse y vincularse con otras empresas para fomentar y facilitar la incorporación de aprendizaje y conocimiento.