La región de Navarra, en España, es particularmente conocida por su producción de vinos rosados, y con alrededor de 60 etiquetas, podría pensarse que todo está dicho con respecto a esta variedad. Sin embargo, una joven bodega, Aroa, se aventuró a crear una nueva versión de esta bebida, pero con la consigna de no ser “el rosado 61”, sino de ser “el rosado”.
“Nos preocupamos por crear un rosado diferente y peculiar. Lo envasamos en una botella estética y elegante, y en una cantidad ideal –medio litro- que garantiza que cuando el vino se abra, se termine, y de esta manera siempre esté en condiciones óptimas para su consumo”, comentó Txus Macías, uno de los fundadores de esta bodega.
Este espíritu innovador ha distinguido a Aroa Bodegas desde su concepción en 2008. Sus vinos – Aroa Laia, un blanco joven; Aroa Larrosa, un rosado joven; un tinto joven, Aroa Mutiko; uno de crianza, Aroa Jauna; y un tinto de reserva, Aroa Gorena- son producto de una mezcla de variedades de uvas autóctonas como garnacha y tempranillo, con variedades foráneas que han pegado bien en sus terrenos, como la cabernet sauvignon y merlot.
Desde un principio, las instalaciones de Aroa Bodegas fueron diseñadas “para que no les entraran las tentaciones de crear otros vinos”, y su capacidad máxima es de 140 mil botellas al año, producción que esperan alcanzar en los siguientes tres o cuatros años.
“Queremos colocarnos dentro del mercado élite. Nuestros precios van desde los 200 hasta los 800 pesos, y un cliente que paga esos precios espera y exige una excelente calidad”, dijo Macías.
Sus creadores – Kepa Larumbe y Txus Macías-, también se impusieron la misión de conquistar a los paladares más exigentes de todo el mundo. Aun siendo una bodega pequeña –con 20 hectáreas cultivadas y una producción actual de 100 mil botellas al año-, han logrado salir de su natal Navarra y tienen presencia hoy en día en 15 países.
A México llegaron de manera fortuita hace más de año y medio, después de que un amigo cercano los motivara a presentarse en una muestra de vinos de España, donde consiguieron un colaborador que se dio a la tarea de dar a conocer sus etiquetas en nuestro país.
En este periodo, han logrado colocar alrededor de dos mil botellas, y su previsión para los siguientes cinco años es comercializar entre cinco mil y seis mil, con un máximo de 10 mil botellas a partir del quinto año.
México ha resultado ser un mercado muy interesado en vinos y muy ávido de conocer, lo que les ha abierto la puerta en una época en donde el mercado de Europa está muriendo, debido a que las nuevas generaciones están optando por otro tipo de bebidas. Esto también los ha motivado a llegar a otros mercados emergentes en cuanto al consumo del vino, como Estados Unidos, Brasil y China.
“Normalmente los mercados emergentes tienden hacia vinos más amables, y nuestros vinos jóvenes ofrecen eso: fruta y frescura. Cuando una persona ya los paladeó y tiene la curiosidad por probar más, también podemos ofrecerles vinos más complejos.
“Pero por complejo no nos referimos a aquellos que cuando los pruebas te hacen levantar la ceja y no entiendes ‘qué te quiso decir ese vino’, por lo que necesitas un experto que te lo explique. Por complejo nos referimos a que te ofrecen muchos matices, y te los va presentando de forma escalonada, lo que hace que la experiencia del consumidor sea satisfactoria y que además se incentive su curiosidad”, concluyó Macías.