De torero a ‘coach’ empresarial

Leopoldo Casasola debutó a los 17 años y tuvo su primera presentación a los 19 en la Plaza México. Ahora aplica todas sus enseñanzas y experiencias taurinas en el mundo de los negocios. 

Perla Oropeza / EL FINANCIERO

El toro es un símil perfecto de cómo fluye la vida en el mundo”, asegura Leopoldo Casasola, matador que alcanzó el triunfo, saboreó las derrotas y colgó el traje de luces para dedicarse a la consultoría empresarial.

En nuestro lenguaje común tenemos muchos términos taurinos, como ‘agarrar el toro por los cuernos’ o ‘verlos desde la barrera’. Al final, la vida se te va a arrancar como un toro; no te la va a poner fácil, siempre va a estar ahí para confrontarte, pero tú tienes que crear arte, tienes que pegarle verónicas y muletazos para salir airoso”.

Nacido en Texcoco, Estado de México, se trasladó muy chico a la Ciudad de México, a la colonia Magdalena Mixhuca, donde conoció al matador Mariano Ramos, amigo de su padre.

A los 17 años debutó como novillero y a los 19 tuvo su presentación formal en la Plaza México. Fue de la generación de jóvenes toreros que recibió un gran impulso para probar suerte en España, misma que lo llevó a presentarse en la plaza de Las Ventas de Madrid, hecho que le brindó la posibilidad de participar en alrededor de 45 novilladas en territorio español.

En 2001 recibió en Munera, España, la alternativa como torero y a su llegada a México le tocó participar en el cartel inaugural de la Temporada Grande en la Plaza México, junto con Pablo Hermoso de Mendoza y Eloy Cavazos. Siguieron corridas gloriosas, con salidas en hombros y largas celebraciones, pero no tardaron en llegar los descalabros.

“Vino uno de los grandes quiebres de mi vida. Todo había llegado muy rápido y provocó cierto desequilibrio. De pronto, todo se transforma en un desentendimiento, entre fiestas y farándula. Eres invitado por todo el mundo a todas partes y eso, a un chico de 21 años poco centrado, le mueve los pies”, comparte.

“Cuando tropiezas, volteas y dices: ¿dónde están todos mis amigos? ¿Toda esa gente que me quiere y me había dicho que estaba ahí para mí? Y te das cuentas que realmente estás solo. Fue una de las grandes lecciones que me ha dado la vida. Vinieron tardes muy duras, muy complejas, que me hicieron reaccionar y despertar. Son los momentos en que el ser humano se reencuentra con sus valores más altos, porque esa es la plataforma o la pista de despegue para volver a retomar un camino”.

Hoy, en su despacho LC Coaching & Consulting, Casasola aplica las enseñanzas del mundo del toreo: cuando el ser humano se autodescubre, puede confrontar sus miedos, su vida y retomar el sentido del líder. “Todos tenemos un sentido de liderazgo que hay que descubrir. Siempre hay una mejor versión de ti que puede ser inventada. El toro enseña eso: esa filosofía de vida del valor y la gracia para poder sortear las dificultades”.

Con 10 cornadas en su carrera taurina, puede compartir una lección. “No importa cuántas veces se te arranque el toro con tanta fuerza y no importa cuántas cornadas te haya dado la vida, la idea es siempre sobreponerse y ser resiliente al dolor, porque eso es lo que te va a conectar con el sentido de valor y fuerza interna que todos tenemos”.

About Perla Oropeza

Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM, comenzó labores en Notimex en los años 80. Ha sido correctora, redactora, reportera y colaboradora en diversos espacios periodísticos. En EL FINANCIERO trabajó en diversos proyectos, como la edición de Fin de Semana que duró 7 años. Fue editora de la agencia de noticias Finsat y El Financiero Bajío, en el cual intervino desde su planeación hasta el último número publicado, en septiembre de 2019. Desde 2012 dirige grandesempresas.mx, en línea con sus temas favoritos: Negocios, economía y turismo. Twitter: @Perla_O