Premio UBS Visionaris: ¡Échale! A tu casa, por una vivienda digna y sustentable

Foto: ¡Échale! A tu casa

El déficit de vivienda es uno de los grandes problemas de nuestro país, y aunque la actual administración federal ha promovido políticas para resarcirlo, se necesita más que iniciativa gubernamental para lograr la meta de que todos los mexicanos tengan vivienda propia.

De acuerdo con diferentes entidades promotoras de vivienda, en México existe un déficit de nueve millones de hogares, de los cuales tres millones van a tener solución a través de programas asistenciales y créditos hipotecarios, pero el resto no tienen opciones.

Esto motivó a Francesco Piazzesi a crear la iniciativa ¡Échale! A tu casa, con la cual se involucra a toda la comunidad en la generación de vivienda sustentable para sus pobladores, y otorga capacitación y oportunidad de empleo a sectores vulnerables de nuestra población.

“Desde hace 25 años nos dedicamos a la producción de maquinaria para construcción, y esto nos hizo sensible a la realidad de la vivienda en México. En nuestro país hay personas que viven debajo de un plástico, en cuevas, o hasta cuatro generaciones hacinadas en un cuarto.

“Si resuelves el problema de la vivienda, puedes reducir múltiples problemáticas, como son la contaminación, la ruptura familiar y el crimen. Esto nos motivo a crear algo que permitiera a la gente construir su propio hogar, y que además fuera una opción confiable, factible y económica”, comentó el emprendedor social.

Piazzesi diseñó una maquinaria para crear adobe estabilizado, que es más resistente que un bloque de concreto. Es un material ecológico, con propiedades térmicas y acústicas, y que permite acabados estéticos. En cuanto a costos, la inversión se reduce en 20 por ciento en comparación con los materiales tradicionales. Actualmente, este material está validado por Sociedad Hipotecaria Federal y el Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto.

Inicialmente creó una organización no gubernamental llamada Adobe, la cual llevaba la máquina a una comunidad y construía la casa, pero al no tener el impacto esperado –apenas edificaba diez casas por comunidad-, desarrolla un modelo sustentable de autoproducción de vivienda.

En este modelo la gente diseña su casa, ahorra para costearla, es capacitada para fabricar el material, recibe un ingreso por su trabajo de autoconstrucción, y paga por su vivienda. Así nace ¡Échale! A tu casa, modelo bajo el cual se han construido 30 mil viviendas, y se han implementado 150 mil mejoramientos.

El modelo tiene cuatro ejes. En el primero se le hace ver a la comunidad que ellos son parte del problema y en ellos debe estar parte de la solución. Se les convoca; les muestran como se produce el material y los llevan a ver casas ya construidas; y forman un comité de vivienda con las personas interesadas.

“No hay un modelo de vivienda estándar, y las construcciones se adaptan a las necesidades de cada familia. Para ello tomamos en cuenta la opinión de los integrantes de la familia y se diseña la casa. Una vez esto, se cuantifica la casa y aquí pasamos al siguiente eje”, explicó el emprendedor.

El segundo eje es la educación financiera, donde la familia debe ahorrar 10 por ciento de la solución (ya sea construcción o mejoramiento). Si existe un subsidio, se les hace accesible (puede representar hasta 40 por ciento de la inversión para la casa); y también hay un crédito (que contempla el 50 por ciento restante), que viene de intermediario financieros certificados, fondeados por instituciones de vivienda gubernamentales.

“En promedio, una persona que autoconstruye puede tardar más de 20 años en terminar su casa, y no se pueden cuantificar los gastos de material o por mala edificación. Nosotros manejamos una morosidad de 0.84 por ciento, porque la gente entiende lo que cuesta tener una casa y no la perderán por nada”, recalcó Piazzesi.

Ya que se completa la fórmula del financiamiento, se implementa el tercer eje, o sea, la capacitación técnica para producir el material. Se les enseña como construir la casa, y además reciben un pago por su mano de obra.

“Se les paga porque son familias con necesidades inmediatas, y no podemos pedirles que no las satisfagan en lo que construyen su casa. Este pago está cuantificado ya en el costo de la vivienda”, explicó.

Después de haberlos asesorado en la producción del material, por lo menos a 10 por ciento de las personas siguen interesadas en seguir trabajando en esto, por lo que desarrollaron una franquicia de impacto social, que es el cuarto eje.

“Con esta franquicia estamos detrás de ellos en la producción del material y en la construcción de la vivienda en una primera etapa, para que después ya puedan desempeñarse solos. Debemos aclarar que no es una empresa de la comunidad, es una empresa de personas capacitadas, que decidieron hacer de su forma de vida la construcción y mejoramiento de vivienda”, concluyó el emprendedor.