Aceleradora biotech busca empresas mexicanas para derribar fronteras

The Ganesha Lab confía en el potencial y visión de las startups latinoamericanas para generar un impacto global.

Bleps Vision, empresa mexicana apoyada por TGL.
POR: PERLA OROPEZA

En México, como en toda América Latina, los recursos para la ciencia y la tecnología siempre son insuficientes y pocas las puertas que se abren para los emprendedores de esas áreas.  

Sin embargo, hay un gran potencial. “Tenemos mucho valor y la prueba es que se hace muy buena ciencia con muy pocos recursos porque hemos logrado optimizar muchos de nuestros procesos”, dice en entrevista Diego Belmar, vocero en México y manager de portafolio de The Ganesha Lab (TGL), una aceleradora de empresas biotech que nació en Chile.

Diego Belmar, vocero en México y manager de portafolio de The Ganesha Lab (TGL).

Asegura que la apuesta de TGL es encontrar empresas de biotecnología en etapa inicial, con el potencial y la visión para generar un impacto global.

“Nos enfocamos en apoyar startups de base científica-tecnológica, para llevarlas a internacionalizarse y que lleguen a millones de personas. En Latinoamérica hemos visto que generalmente las startups parten con una mentalidad muy local, y nosotros ayudamos a cambiar los mindset, para que haya realmente una visión global, porque al final es la única forma para que el negocio de la biotecnología funcione”.

Y es que, explica Belmar, el desarrollo de una empresa de este tipo requiere tiempo, capital y una ‘expertise’ muy alta de la gente que está involucrada.

Por lo pronto, Ganesha trabaja con la generación 2022, conformada por 8 startups, cinco de ellas chilenas, una mexicana, otra de Uruguay y una argentina.

En el programa de aceleración se invertirán alrededor de 200 mil dólares por cada una de las compañías. “Nosotros levantamos una ronda de capital de un millón y medio de dólares pensando en esta generación y en la generación 2023 para proveer todos los servicios del programa, que son cerca de 30 talleres y otras actividades”.

Después se da un acompañamiento personalizado. “Buscamos que las  startups sientan que realmente somos uno más de su equipo y las ayudamos en todos los aspectos que requieran.  Hay algunas que están más enfocadas a levantar capital y por lo tanto enfocamos todo nuestro esfuerzo a generar una estrategia que cree redes con inversionistas. Otras están en la etapa de escalamiento productivo, entonces destinamos la asesoría con ese foco. Con cada una vamos trabajando con base en su rendimiento, por eso seleccionamos pocas startups al año: buscamos calidad más que cantidad y tener este trato personalizado.

Luego del programa de aceleración, que es la primera etapa del proceso, se selecciona a las dos startups más avanzadas y las llevan a Estados Unidos para un proceso de softlanding. Están al menos dos meses ahí con la idea de colocar la primera piedra.

“Ahí nosotros les abrimos toda nuestra red de contactos, partners y de financiamiento. Después empezamos un proceso de acompañamiento que contractualmente es de tres años. La startup más antigua tiene cinco años y nunca hemos dudado en continuar apoyándola, porque  aparte del modelo de negocio, estamos convencidos de que el éxito de cada una de las startups es nuestro éxito”.

¿Qué es lo que pide TGL  a cambio de toda esta relación a largo plazo? “No les cobramos cash mensual sino que buscamos participar en cada una de las compañías, tener acciones con un modelo que es muy amigable con el emprendimiento. Buscamos un modelo de call option, un compromiso de adquisición de 5 por ciento de participación de la  compañía en el futuro, cuando  realmente logremos un  objetivo relevante”. Sin embargo, aclara Diego Belmar, ese porcentaje tiene un límite de hasta 4 millones de dólares. Por arriba de esa cantidad se diluye. “En términos muy simples, pedimos el equivalente a 200 mil dólares de inversión. Entonces, simplificando mucho las matemáticas, en una startup que tiene una valorización de 8 millones de dólares, nosotros adquirimos 2.5 por ciento”.

Este año es el primero en que The Ganesha Lab tiene una empresa de México. Se trata de Bleps Vision, que desarrolló un topógrafo corneal portátil, un instrumento que se usa mucho en la práctica oftalmológica. La startup mexicana logró simplificar la tecnología y llevarla a un dispositivo de menor costo y con una plataforma de presentación de datos mucho más amigable, sencilla de transmitir y entender, tanto para el médico o practicante como para el paciente.

Además de la importante aportación de la empresa, indicó el entrevistado, Bleps Vision tiene “un equipo muy potente, con ganas de crecer y dispuesto a escuchar. Encontramos una muy interesante tecnología que tenía un gran impacto para problemas reales de la sociedad”.

Aictive.

Diego Belmar dijo que buscan que más empresas mexicanas se postulen y no esperen a que se abra la convocatoria, lo que ocurre en los meses de mayo-junio de cada año. “Nos gusta mucho estar en contacto con las startups, saber lo que están haciendo; con las empresas  que llegan en el intermedio de las convocatorias generalmente empezamos a crear una relación de largo plazo, los vamos ayudando en ciertos temas específicos, dando algunos lineamientos para que puedan preparar una mejor postulación a la generación siguiente. Nos gusta tener ese contacto en etapas tempranas  e ir construyendo juntos una postulación a futuro, así que las puertas están totalmente abiertas  para que nos contacten a través de nuestro sitio web donde van a encontrar un formulario para poder mandar su información y generar una primera reunión para conocernos”.

Entre los requisitos para ganar un lugar en la aceleradora está que la empresa se encuentre ya constituida, que exista un producto mínimo validado, y que cuente con un buen equipo, donde al menos uno de los fundadores esté dedicado 100 por ciento al proyecto. Si vienen del ambiente académico, primero hay que tener resuelto el tema de transferencia de licencias y patentes, porque puede convertirse en un problema; el emprendedor debe tener propiedad sobre la tecnología que quiere impulsar.

EL ORIGEN

Ganesha Lab surgió en 2017. Su fundador, Markus Schreyer, trabajó toda su vida en la multinacional Thermo Fischer Scientific, proveedora de insumos y equipamientos para laboratorios de investigación, y decidió aprovechar su experiencia como gerente para Latinoamérica para ayudar a emprendedores del área científica-tecnológica a consolidar sus negocios e internacionalizarlos.

Markus Schreyer, fundador y CEO de The Ganesha Lab.

La aceleradora nació en Chile como un proyecto “piloto”, gracias al apoyo de la entidad estatal chilena Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), pero pronto se hizo claro que para obtener recursos con mayor rapidez TGL tenía que buscarlos por el lado privado, que es lo que ha hecho desde 2018.

Cuenta con el apoyo en Estados Unidos de aliados como el mismo Termo Fisher Scientific, Johnson & Johnson, Morse Law, Agrosuper, Life Science Nation y la Universidad de California en Davis. Esta última, explica Diego Belmar, “es nuestra gran puerta de entrada al mercado americano: muchas de las actividades de campo, los estudios clínicos que requieren la regulación estadounidense para poder comercializar estos productos, lo hacemos en conjunto con esta universidad. Esto nos da un buen pie para poder ingresar al mercado”.

Para Markus Schreyer, fundador y CEO de The Ganesha Lab, la biotecnología está creciendo a pasos agigantados y hay que estar preparados: “El próximo reto al que se enfrenta la industria es aprender a escalar con éxito. Participar en el programa de TGL permite a las startups transformar su mentalidad y su modelo de negocio con una perspectiva global. Esto les ayudará a dar el siguiente paso para conseguir una sólida presencia en los mercados internacionales y ser más resistentes ante las crisis”.

Ejemplo de las empresas que han apoyado es Botanical Solutions, una empresa chilena que desarrolló un biofungicida con base en una planta endémica en Chile y el Sur de Argentina llamada quillay, que permite prevenir los hongos en ciertos cultivos, como el de la uva, tan relevante para el agro chileno. Cuando llegó a TGL ya tenía un contrato de distribución con una agroquímica y buscaba tener presencia internacional y, tras participar en el programa, ya está terminando los procesos regulatorios para empezar a comercializar en Estados Unidos y también se abrió una oportunidad en el mundo farmacéutico.

Pannex Therapeutics.

Diego Belmar menciona por último a otra empresa: Pannex Therapeutics, que se enfoca en producir fármacos para bloquear el dolor crónico, que podrían convertirse en una alterativa a los opiodes, e incluso transformarse en tratamiento para los adictos.

¿Por qué adoptaron el nombre de Ganesha? Diego explica que su origen se encuentra en Ganesh, un dios hindú que está representado por un hombre con cabeza de elefante y cuerpo de hombre. «Representa muchas cosas que nosotros buscamos en los emprendedores. Orejas grandes y boca pequeña, por lo que escucha más de lo que habla, y con sus ojos pequeños puede enfocarse, así como el emprendedor debe tener un foco en los problemas y desafíos que enfrenta. El dios Ganesh representa al emprendedor ideal que nosotros buscamos y proponemos al mercado».